El Señor de los Anillos

El Señor de los Anillos: un testamento para la eternidad

El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien es, en esto podemos estar todos de acuerdo, la obra maestra más grande de la literatura moderna de fantasía. Con su vasto mundo, su compleja historia, los pueblos y lenguas ficticios detallados hasta el último detalle y numerosos momentos épicos, el profesor de Oxford creó, en décadas de trabajo, una obra con la que cualquier novela de fantasía debe ser comparada. Hoy en día, la adaptación cinematográfica de Peter Jackson goza del mismo estatus.

Durante mucho tiempo, El Señor de los Anillos fue considerado infilmable. Demasiado grande, demasiado complejo, demasiado de todo. Pero eso no desanimó al director, conocido principalmente por su parodia de splatter Braindead y la comedia Meet the Feebles. Con su estilo relajado y práctico de Nueva Zelanda, llevó el género de fantasía de la nicho al mainstream, cambiando Hollywood de manera duradera. Con todo esto, Jackson probablemente no esperaba los 17 premios Oscar que recibiría por su trilogía. ¿Qué es lo que hace que la trilogía sea tan única hasta hoy?

La ambición

La realización de El Señor de los Anillos fue en todos los sentidos una empresa ambiciosa. Comienza ya con el género. Hoy en día, una gran marca de fantasía no es nada especial, un Game of Thrones o The Witcher reciben presupuestos enormes sin problemas. En 2001, sin embargo, las cosas eran diferentes. Claro, había películas de fantasía, pero no con grandes presupuestos. Con la fantasía no se podía ni ganar mucho dinero ni ganar premios, en resumen: el género no se tomaba en serio. Para cambiar eso, se necesitaba un proyecto como El Señor de los Anillos. Porque la adaptación de Peter Jackson no debía ser solo una buena película de fantasía, sino una buena película en general. Y eso requería grandes ambiciones.

Para capturar los paisajes impresionantes de Nueva Zelanda, construir enormes escenarios, forjar un vasto arsenal de armas y armaduras y desarrollar nuevas tecnologías para hacer justicia a su visión, se necesitaba además de creatividad y trabajo duro una cosa: dinero. Este llegó, entre otros, de New Line, que con su decisión de apoyar el proyecto, también hizo historia del cine. No solo la situación de las licencias era bastante complicada, sino que sobre todo los tres filmes debían rodarse simultáneamente, ¡lo que nunca antes se había intentado! Si La Comunidad del Anillo hubiera sido un fracaso en el cine y los otros filmes se hubieran lanzado directamente en DVD ... un proyecto de esta magnitud podría llevar a un estudio a la quiebra. Pero aquí la inversión pagó más que bien, y hoy en día es común planificar películas con años de antelación, véase el universo cinematográfico de Marvel.

El detalle

La Tierra Media es como el mayor experimento de world building de la historia. El tiempo y la atención al detalle que J.R.R. Tolkien dedicó a su mundo no tienen comparación. La Tierra Media simplemente se siente “más real” que otros mundos de fantasía. Más profunda. También porque Tolkien siempre priorizó la calidad sobre la cantidad. En lugar de producir una gran cantidad de material una sola vez para llenar su mundo, el profesor de Oxford invirtió meses, años, incluso décadas en sus manuscritos, refinó detalles, corrigió inconsistencias y así creó poco a poco un mundo empapado de historia.

Peter Jackson y su equipo se beneficiaron enormemente de todo este trabajo. Todo estaba ahí, solo tenían que decidir qué elementos querían para su adaptación. Las películas también se sienten “reales” como los libros: el equipo de producción era igual de detallista que Tolkien mismo. El tiempo, el dinero y el esfuerzo invertidos, ya fuera en los enormes sets, miniaturas o los más mínimos detalles de armaduras, es simplemente impresionante. Ejemplos, por favor: para las películas se produjeron 48.000 piezas de armadura, 10.000 flechas, 500 arcos, 1.800 pies de hobbits y 10.000 cabezas de orcos!

El elenco

El Señor de los Anillos es una de las pocas películas en las que el elenco merece la calificación de “perfecto”. La mayoría de los proyectos optan por grandes nombres para atraer al mayor número de espectadores posible, o por actores completamente desconocidos para ahorrar dinero. El Señor de los Anillos es una mezcla genial. Desde nuestra perspectiva actual, no podemos imaginar cómo habría sido la trilogía con Sean Connery como Gandalf. Sin embargo, Ian McKellen, con nuestro conocimiento actual, parece ser el Gandalf perfecto. Cómo irradia sabiduría y poder, así como bondad y, a veces, un poco de irritabilidad, con la excepción del tonto y simpático Tuk. O Cate Blanchett, que con su mirada cautivadora y su aspecto ni joven ni viejo, realmente parece inmortal. Justo como nos imaginábamos a Galadriel.

Sin embargo, el mayor desafío y triunfo en cuanto al elenco fue Aragorn, cuya historia es tan legendaria como el Anillo Único mismo. Famosamente, el actor originalmente elegido para el papel, Stuart Townsend – por el que Peter Jackson luchó a pesar de la oposición de arriba – fue despedido justo antes del inicio del rodaje. ¡Aunque solo una semana después se iba a filmar la primera aparición de Aragorn en el Pony Pisador!

Por suerte, el actor estadounidense-danés Viggo Mortensen se unió al proyecto en el último minuto. Y Mortensen encajó perfectamente en el papel: es una persona muy culta que escribe poemas y relatos cortos. Ama la naturaleza, acampar al aire libre, los caballos, la pesca, todo el programa. Pero sobre todo, ama el lenguaje y presta atención a cada pequeño detalle. La guionista Philippa Boyens recuerda su gran aportación durante el rodaje: “Nos volvió locos a veces. Cuando se acercaba a ti con el libro en la mano, sabías lo que pasaba”. Sí, Mortensen se entregó completamente a su papel, convirtiéndose literalmente en Aragorn. Acampaba al aire libre, intentó entusiasmar a sus colegas, rara vez se quitaba el traje y llevaba siempre la espada Andúril consigo. Las historias del set, como perder un diente, una herida en el pie, comprar después de rodaje tres de los caballos de la película y todo lo demás, han consolidado aún más su estatus legendario. Aunque no le interesaría todo esto.

La combinación de acción en vivo y CGI

Claro, sin la tecnología moderna no habría sido posible realizar El Señor de los Anillos. Y sin embargo, creemos que la trilogía de Peter Jackson se ve tan impresionante hoy en día porque la tecnología, aunque avanzada, todavía era bastante limitada. Esto obligó a los creadores a usar actores reales, escenarios y efectos prácticos como la perspectiva forzada siempre que fuera posible, en lugar de resolver todo por computadora, como se criticó en Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma, que salió solo un año y medio antes. Para nosotros no es una coincidencia que los Uruk-hai en El Señor de los Anillos, humanos reales en disfraces y maquillaje, se vean mucho más amenazadores que los Orcos generados por computadora en los posteriores filmes de El Hobbit. Solo gracias al equilibrio correcto entre efectos CGI y el mundo real (¡gracias, Nueva Zelanda!) los filmes siguen viéndose geniales hoy en día. Sin embargo, no queremos pasar por alto los logros técnicos que han influido en Hollywood hasta hoy, como el desarrollo del software MASSIVE, capaz de simular 10.000 Orcos en una batalla.

A este punto, también debemos mencionar a Gollum. Sí, incluso en ese entonces había personajes CGI como Jar Jar Binks. Pero no había personajes CGI que se sintieran realmente reales! Eso es exactamente lo que era Gollum, gracias a la fantástica ejecución técnica y a la actuación de Andy Serkis. Fue quizás la primera actuación de captura de movimiento que realmente convenció al público. Gollum no era un hombre en un disfraz. Pero tampoco un personaje completamente animado. Era Andy Serkis! En cada movimiento, cada expresión facial. Además, Gollum era un personaje profundo, a veces alegre e inocente como un cachorro, a veces astuto y amenazador como un ladrón asesino. El diálogo interno entre Gollum y Smeagol ... sin la finezza de Serkis o la ejecución técnica de Weta, podría haber terminado en un desastre.

La música

Una película es tan buena como su música. Admitamos que esto puede sonar algo exagerado. Pero solo ligeramente. Basta con ver unos minutos de extras en DVD como escenas eliminadas para notar la diferencia que marca una buena música. Cómo transmite emociones, caracteriza personajes, da profundidad a las escenas. La banda sonora de Howard Shore no solo acompaña la acción como en muchas otras películas. La música cuenta su propia historia con los sonidos. Describe a los personajes.

En este sentido, la música de El Señor de los Anillos es una banda sonora "clásica" en el mejor sentido. Como se hacía la música para películas en los años '60, '70 o '80. Como en Psycho de Bernard Herrmann o casi todo lo que hizo John Williams. La música de El Señor de los Anillos es una simbiosis con la película y su historia. Quien hoy escuche una pieza como Concerning Hobbits o The Breaking of the Fellowship, es llevado de nuevo a la Tierra Media. Y, cosa no trivial: la música es aceptada por todos los fans. Así suena la Tierra Media, así suena El Señor de los Anillos. Como si fuera una versión en audio de una pintura de Alan Lee.

El éxito

Que la trilogía de Peter Jackson haría historia del cine quedó claro el 12 de febrero de 2002. Ese día le otorgó a la trilogía el alcance por el cual es conocida hoy. El 12 de febrero de 2002, La Comunidad del Anillo fue nominada a 13 Oscars, incluido el de mejor película. Aunque hoy en día parece casi increíble: ¡fue realmente impactante! Nadie esperaba que la Academia tomara en serio esta película de fantasía, este blockbuster. Al final, La Comunidad del Anillo ganó "solo" cuatro Oscars, pero las nominaciones demostraron que las películas eran algo más. Y cuando El Retorno del Rey ganó once Oscars dos años después, solo confirmó lo que ya todos sabían: El Señor de los Anillos era y es una obra extraordinaria, tanto el libro como las películas. Ambos han pasado la prueba del tiempo. Y han cambiado para siempre el género de fantasía en su respectivo medio. Todo esto requirió tiempo, dinero, trabajo y sobre todo coraje. Y "el coraje se puede encontrar en los lugares más improbables", como escribía Tolkien. Por ejemplo, en la tranquila Nueva Zelanda con su extraño director apasionado por el horror, a quien nadie habría confiado una obra así.